Trastorno Negativista Desafiante en Niños y Adolescentes

Abordaje del trastorno negativista desafiante (ODD) en niños y adolescentes

Los problemas de comportamiento en niños y adolescentes a veces pueden indicar una condición de salud mental subyacente. Para comprender y abordar estas preocupaciones de manera efectiva, la evaluación profesional es crucial. Al buscar el tratamiento y el apoyo adecuados, puede trabajar para lograr los mejores resultados para su hijo.

Comprender el trastorno negativista desafiante (ODD)

Si ha notado problemas de comportamiento en su hijo o se le ha aconsejado que busque ayuda debido a inquietudes sobre el trastorno negativista desafiante (ODD), estamos aquí para ayudarlo.

ODD es un trastorno del comportamiento que se diagnostica con mayor frecuencia en niños menores de 10 años. Se refiere a los niños que constantemente muestran ira, irritabilidad y comportamientos que parecen crueles o vengativos, lo que afecta significativamente sus vidas.

Síntomas de ODD

Los síntomas del IMPAR se pueden clasificar en tres áreas principales:

  • Irritabilidad
  • Frecuentemente perder los estribos
  • Enojarse fácilmente o ser demasiado susceptible
  • Experimentar ira, rabietas o crisis nerviosas con regularidad
  • Comportamiento hiriente
  • Molestar o provocar deliberadamente a otros
  • Culpar a otros por sus propios errores
  • Mostrar comportamientos rencorosos o vengativos
  • Comportamiento testarudo
  • Desafiar las solicitudes o reglas de los adultos
  • Discutir con figuras de autoridad o adultos

Si bien es natural que los niños muestren algunos de estos comportamientos en varias etapas de su desarrollo, cumplir con los criterios de diagnóstico para ODD requiere la exhibición persistente de estos comportamientos durante al menos seis meses. La frecuencia y el impacto de estos comportamientos en la vida del niño también son factores importantes para hacer un diagnóstico.

Los comportamientos IMPAR pueden ocurrir principalmente en el hogar para algunos niños, donde se sienten más en control y pueden lograr los resultados deseados. Sin embargo, para los niños con TOD grave, estos comportamientos pueden manifestarse en varios entornos y con mayor frecuencia.

Buscando ayuda para ODD

La intervención temprana es esencial para prevenir la escalada de comportamientos ODD. Es común que los padres esperen que el comportamiento de su hijo sea solo una fase o duden en buscar ayuda debido a la vergüenza o vergüenza. Sin embargo, los problemas de comportamiento están muy extendidos y buscar tratamiento puede marcar una diferencia significativa en la vida de su hijo.

Los beneficios de buscar ayuda para ODD incluyen:

Prevención de problemas futuros: abordar las dificultades de comportamiento en la infancia puede reducir la probabilidad de trastornos del estado de ánimo o de ansiedad más adelante en la vida, como el trastorno de conducta.

Aumento de la comprensión: la evaluación temprana ayuda a los padres a comprender las mejores opciones de tratamiento para su hijo y cómo evitar que empeoren problemas futuros. Compartir esta información con la escuela del niño permite a los maestros brindar el apoyo adecuado.

Mejorar la vida familiar: los problemas de comportamiento pueden afectar la dinámica familiar, lo que lleva a discordia matrimonial, discusiones constantes, relaciones tensas entre padres e hijos y dificultad para llevar a cabo las actividades familiares normales. Buscar ayuda puede aliviar estos desafíos.

Asegurar el futuro de su hijo: ODD puede tener consecuencias graves para el bienestar a largo plazo de un niño. Mientras que algunos niños pueden superar estos comportamientos, otros pueden desarrollar condiciones como el trastorno de personalidad antisocial, que puede afectar su capacidad para mantener el empleo, las relaciones o conducir a la participación en actividades delictivas.

Abordar la salud mental subyacente: alrededor del 50 % de los niños con ODD también tienen otra afección de salud mental, como TDAH, depresión, trastorno bipolar o ansiedad. El tratamiento de la afección subyacente puede mejorar el comportamiento de su hijo.

Ayuda disponible para niños y adolescentes con TOD

Evaluación de ODD:

Determinar si su hijo tiene ODD u otra condición de salud mental subyacente que causa sus problemas de comportamiento puede ser un desafío. Se recomienda consultar con un Psiquiatra de Niños y Adolescentes, ya que son expertos en salud mental infantil. Llevarán a cabo una evaluación exhaustiva y desarrollarán un plan de tratamiento eficaz adaptado a las necesidades de su hijo.

Terapia familiar y capacitación en habilidades de crianza:

Tener un hijo con problemas de comportamiento puede crear un estrés significativo para toda la familia. La vida diaria puede estar llena de discusiones, confrontaciones y niveles elevados de estrés. Los hermanos pueden verse afectados y los matrimonios pueden experimentar tensión. Se ha demostrado que la terapia familiar y el apoyo a los padres reducen las conductas disruptivas y pueden enseñar a los padres estrategias eficaces para controlar las conductas agresivas de sus hijos.

Con la guía de un entrenador de crianza, terapeuta, terapeuta familiar o psicólogo, puede aprender técnicas como:

  • Elogiar el comportamiento apropiado
  • Comunicación eficaz
  • Ignorar comportamientos problemáticos que buscan atención
  • Uso consistente de consecuencias
  • Apoyar y reforzar las habilidades aprendidas en la terapia

Participar en sesiones como pareja puede ser particularmente poderoso, fomentando un enfoque unido en el hogar y aliviando la presión dentro de la familia. Esto permite que todos contribuyan a ayudar al niño afectado.

Abordar problemas de comportamiento: terapia familiar y capacitación en habilidades de crianza

Tener un hijo con problemas de comportamiento puede crear un estrés inmenso para toda la familia. La vida diaria puede estar llena de discusiones, confrontaciones y tensión general. Los hermanos a menudo soportan la peor parte de los desafíos de comportamiento de su hermano o hermana, mientras que los matrimonios pueden verse tensos bajo el peso de este estrés. La discordia marital puede exacerbar aún más el comportamiento del niño, ya que pueden creer erróneamente que tienen la culpa pero no están seguros de cómo cambiar.

La investigación ha demostrado que la terapia familiar y el apoyo a los padres pueden abordar y reducir con eficacia las conductas perturbadoras o problemáticas. Estos enfoques a menudo se enfocan en cómo los padres responden inmediatamente después del comportamiento agresivo de su hijo.

Al trabajar con un entrenador de crianza, terapeuta, terapeuta familiar o psicólogo, aprenderá:

  • Elogiar el comportamiento apropiado: Formas efectivas de reconocer y reforzar los comportamientos positivos demostrados por su hijo.
  • Comunicación efectiva: Técnicas para mejorar la comunicación dentro de la familia, fomentando la comprensión y la cooperación.
  • Manejo de comportamientos de búsqueda de atención: estrategias para ignorar comportamientos problemáticos que buscan atención, desincentivando así su repetición.
  • Consecuencias consistentes: Orientación sobre cómo mantener consecuencias consistentes y apropiadas para el comportamiento de su hijo.
  • Reforzar las habilidades de la terapia: Métodos para reforzar y apoyar las habilidades que su hijo está aprendiendo a través de sus sesiones de terapia.

Participar en sesiones de terapia en pareja puede tener un impacto significativo, fomentando un frente unido en el hogar. Esto puede aliviar la presión dentro de la familia y brindar a todos el espacio que necesitan para apoyar al niño afectado.

Comprender las causas de los problemas de conducta

Una de las preguntas más frecuentes es: "¿Por qué mi hijo se comporta así?" Es natural buscar una comprensión de las causas subyacentes de los problemas de comportamiento de su hijo para brindar el apoyo adecuado. Estamos aquí para ayudar.

Los problemas de comportamiento, como el trastorno negativista desafiante (ODD) o los trastornos de la conducta, no tienen una sola causa. En cambio, son el resultado de una interacción compleja de varios factores.

Si bien la prevalencia de problemas de comportamiento es significativa (aproximadamente el 8 % de los adolescentes varones y el 5 % de los niños menores de diez años), las razones precisas detrás de ellos no siempre están claras.

Como padre, puede ser increíblemente frustrante lidiar con estos desafíos. Puede experimentar preocupación, estrés, vergüenza o incluso sentimientos de vergüenza debido al comportamiento de su hijo. Es fundamental reconocer que estas emociones son comprensibles pero rara vez justificadas. Los trastornos del comportamiento surgen por causas complejas.

 

Factores que contribuyen a los problemas de comportamiento

Varios factores pueden contribuir a los patrones de comportamiento de un niño o adolescente, entre ellos:

  • Factores genéticos: algunos niños están más predispuestos a problemas de comportamiento debido a su composición genética. Un historial familiar de trastornos mentales puede aumentar el riesgo.
  • Condiciones de salud mental concurrentes: las condiciones como el TDAH, el autismo, la depresión y la ansiedad suelen ir acompañadas de problemas de comportamiento, como timidez, ira o evitación de la escuela.
  • Problemas físicos: el daño a regiones específicas del cerebro puede afectar el control de los impulsos de un niño o hacerlo más propenso a la agresión.
  • Intimidación o dificultades escolares: las experiencias negativas en la escuela, como la intimidación, pueden llevar a un niño a comportarse de manera agresiva o violenta.
  • Entorno del hogar: la discordia entre los padres, los duelos o las enfermedades familiares y los problemas de salud mental de los padres pueden contribuir al desarrollo de problemas de comportamiento en niños y adolescentes.
  • Dificultades de aprendizaje: Los desafíos en el aprendizaje de comportamientos socialmente aceptables, a menudo derivados de dificultades de aprendizaje o problemas de lenguaje, pueden obstaculizar la capacidad de un niño para adoptar comportamientos apropiados.
  • Trauma o abuso: Las primeras experiencias de trauma o abuso pueden aumentar la probabilidad de problemas de comportamiento.
  • Abuso de sustancias: el consumo de alcohol y drogas entre los niños puede desencadenar problemas de comportamiento. Es posible que los padres no siempre estén al tanto del consumo de sustancias de sus hijos, pero las investigaciones han demostrado que sustancias como el cannabis pueden afectar significativamente el comportamiento de un niño

Comprender y abordar la ira, la agresión y la violencia en niños y adolescentes

Como padre preocupado, puede ser profundamente angustiante ver a su hijo o adolescente mostrar ira, agresión o incluso comportamiento violento. Saber cómo buscar ayuda en tales situaciones puede no ser siempre claro. Nuestro equipo de expertos en comportamiento está aquí para ayudar a familias como la suya, brindando apoyo en persona o en línea.

Causas de la ira, la agresión y las rabietas en los niños pequeños:

La ira y la agresión en los niños pequeños pueden deberse a varios factores, incluidas las dificultades en la escuela, los desafíos en la vida familiar o los problemas con los amigos. Los factores estresantes como el acoso escolar, las presiones sociales y los problemas relacionados con el hogar pueden afectar significativamente a los niños y llevarlos a expresar sus emociones a través de arrebatos explosivos. Además, condiciones como el TDAH, la depresión, la ansiedad u otros problemas complejos de salud emocional y mental pueden contribuir al comportamiento agresivo. Los niños pequeños a menudo luchan por articular sus emociones verbalmente, recurriendo a la ira y la agresión como medio de comunicación. Aprender a regular y calmar sus emociones es un proceso de desarrollo, y su incapacidad para manejar emociones intensas puede resultar en ira y comportamiento agresivo.

 

Causas de la ira, la agresión y la violencia en los adolescentes:

Los años de la adolescencia se caracterizan por cambios significativos en el cerebro, incluido el recableado de la corteza prefrontal, responsable de la toma de decisiones, el comportamiento social y la expresión de la personalidad. Durante la adolescencia, este proceso de recableado puede conducir a un comportamiento poco convencional a medida que el cerebro se desarrolla rápidamente. La corteza prefrontal puede experimentar un desarrollo más lento en comparación con el sistema límbico, que alberga sustancias químicas relacionadas con el estado de alerta, el placer y la asunción de riesgos. Este desequilibrio puede contribuir a un comportamiento impulsivo, arrebatos de ira y dificultad para empatizar con los demás. Los adolescentes también se esfuerzan por establecer su identidad, a menudo desafiando los límites establecidos durante su infancia. Las dificultades en la escuela, el hogar o con los amigos pueden contribuir aún más a la ira y al comportamiento agresivo. Además, condiciones como el TDAH, el autismo, la depresión o la ansiedad pueden manifestarse como arrebatos de ira o violencia en los adolescentes.

Reconocer cuándo buscar ayuda para el enojo de su hijo:

Determinar cuándo buscar ayuda profesional para el comportamiento de su hijo puede ser una decisión compleja. No existe una lista de verificación definitiva, ya que el comportamiento normal de cada niño y la gravedad de sus acciones pueden variar. Sin embargo, es crucial considerar si el comportamiento impacta significativamente su vida, incluyendo su hogar, escuela, amistades y actividades extracurriculares. Los estudios indican que los niños que muestran ira o agresión persistentes pueden enfrentar dificultades en la edad adulta. Además, la ira y la agresión en la niñez pueden servir como indicadores de condiciones de salud mental subyacentes, como el TDAH, la depresión o la ansiedad. Para aliviar sus inquietudes, le recomendamos consultar a un especialista en conducta infantil si observa alguna de las siguientes señales de alerta:

Alertas rojas de comportamiento:

  • Participar en actividades riesgosas que los pongan en peligro a ellos mismos oa otros.
  • Mostrar comportamientos violentos, como pelear, portar armas o planear ataques.
  • Mostrar comportamientos inusuales o atípicos, como retraimiento social, mayor llanto, pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba o disminución general del disfrute de la vida.
  • Participación en actividades ilegales como robo o abuso de sustancias.
  • Inquietudes planteadas por la escuela, como peleas, falta de participación en clase, tareas incompletas o ausentismo escolar.
  • Negarse constantemente a cumplir con solicitudes o límites razonables.

Comprender la adicción a los juegos

Aunque la adicción a los juegos aún no se reconoce oficialmente como un diagnóstico formal, ha despertado un gran interés entre los profesionales de la salud mental. Las familias con niños o adolescentes que luchan contra la adicción a los juegos en línea a menudo enfrentan desafíos para encontrar el apoyo y el tratamiento adecuados.

¿Qué es la adicción a los juegos?

Al igual que la adicción al juego, la adicción al juego es una condición conductual en la que la vida diaria de una persona se ve significativamente afectada por el uso compulsivo de juegos basados ​​en Internet o consolas de juegos.

Las adicciones conductuales, incluida la adicción a los juegos, generalmente son causadas por múltiples factores. En el caso de los videojuegos, la razón principal es que están diseñados para ser adictivos. Los videojuegos a menudo brindan recompensas que son difíciles de alcanzar pero que aún son posibles. La anticipación de recibir estas recompensas y la satisfacción de completar tareas conducen a la liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer. La placentera experiencia de jugar, impulsada por la liberación de dopamina, hace que las personas quieran jugar repetidamente.

Esto crea un círculo vicioso en el que el individuo necesita jugar más y más para experimentar el mismo nivel de gratificación que antes. Muchos juegos en línea incorporan sistemas de recompensa que requieren que los jugadores acumulen puntos o habilidades para seguir progresando. Lograr estos objetivos a menudo exige mucho tiempo de juego, lo que hace que las personas pasen más horas de lo previsto en el juego.

Es importante tener en cuenta que la adicción a los juegos suele ir acompañada de problemas de salud mental subyacentes, y los problemas de salud mental a menudo son la causa de la adicción a los juegos y no al revés.

Riesgos asociados con la adicción a los juegos

Por lo general, los padres se preocupan por el tiempo de pantalla de sus hijos, considerando la prevalencia del acceso a Internet en la escuela, el hogar y sobre la marcha. Se vuelve un desafío monitorear exactamente lo que los niños están haciendo en línea y cuánto tiempo pasan jugando.

Aunque antes predominaban las preocupaciones sobre el contenido de los juegos (con investigaciones sobre el vínculo entre los juegos violentos y su impacto en el comportamiento), ahora el enfoque se ha desplazado hacia la cantidad excesiva de tiempo que se pasa jugando.

La adicción a los juegos plantea varios riesgos en varios aspectos de la vida, incluidos los dominios sociales, educativos, emocionales, conductuales y relacionales. En muchos sentidos, la adicción a los juegos es similar a la adicción a las sustancias o la adicción al juego y debe tratarse temprano para lograr los resultados más efectivos.

Además, la adicción a los juegos puede indicar la presencia de otras afecciones de salud mental, como depresión, autismo o ansiedad. Las personas pueden usar los juegos, como cualquier otra adicción, como una forma de hacer frente a las emociones difíciles o para escapar de la realidad.

Sin el tratamiento adecuado, las causas subyacentes de la adicción a los videojuegos pueden empeorar con el tiempo, lo que hace que sea más difícil encontrar soluciones efectivas.

Síntomas de la adicción a los juegos

Los niños y adolescentes cada vez pasan más tiempo en Internet o frente a las pantallas. Como padres, puede ser difícil determinar qué cantidad de tiempo de pantalla es excesiva. Sin embargo, una pauta general es considerar su impacto en otros aspectos de la vida de su hijo. El uso de Internet solo debe ocupar un pequeño porcentaje de sus actividades diarias.

Estas son algunas señales comunes de que su hijo puede estar luchando contra la adicción a los juegos:

  • Preocupación por los juegos
  • Constantemente hablando de juegos, incapaz de hablar de otros temas
  • Pérdida de interés en actividades que alguna vez disfrutaron
  • Creciente necesidad de más tiempo de juego para sentirse satisfecho (tolerancia)
  • Poniendo excusas para tener más tiempo de juego
  • Mentir o robar para acceder a recursos de juego o tiempo
  • Perder la noción del tiempo mientras juegas
  • Reducción de la duración del sueño
  • Juegos en secreto
  • Problemas de agitación o ira, especialmente cuando se le impide jugar
  • Soñar con juegos
  • Experimentar dolores de cabeza, dolores musculares o lesiones por esfuerzos repetitivos
  • Sentir ansiedad o depresión cuando se separa del juego
  • Descuidar la higiene personal

Si reconoce cuatro o más de estos síntomas en su niño o adolescente, puede valer la pena buscar ayuda.

Abordaje del abuso de drogas y alcohol en adolescentes y niños

Descubrir o sospechar el abuso de drogas o alcohol en su niño o adolescente puede ser una experiencia alarmante para los padres. No solo es un desafío determinar la mejor manera de ayudar a su hijo, sino que también surgen preocupaciones sobre los efectos a largo plazo en su salud y bienestar. Afortunadamente, estamos aquí para ofrecer asistencia.

Reconocer signos de consumo de drogas o alcohol en su niño o adolescente

La adolescencia es un período crítico del desarrollo del cerebro, lo que hace que el consumo de sustancias, como el cannabis, las drogas legales o la cocaína, tenga un impacto potencialmente mayor en los adolescentes que en los adultos completamente desarrollados1. Los signos de consumo de drogas o alcohol en su niño o adolescente variarán según factores como las sustancias que consumen y su personalidad individual.

Si nota los siguientes signos en su hijo y sospecha que algo anda mal, se recomienda investigar más a fondo. Sin embargo, tenga en cuenta que estos signos también podrían indicar otros trastornos como depresión o ansiedad.

Señales de comportamiento que indican posible consumo de drogas o alcohol en adolescentes:

  • Faltar a la escuela con frecuencia (ausentismo)
  • Asociación con un nuevo grupo social
  • Mayor frecuencia de salir o quedarse despierto hasta tarde
  • Cambios en la personalidad
  • Hostilidad o violencia hacia los demás
  • Secreto aumentado
  • Participar en robar, mentir o perder objetos de valor
  • Comportamiento de riesgo elevado
  • Disminución de la motivación
  • Síntomas de ansiedad y depresión
  • Paranoia
  • Experimentar psicosis, como escuchar voces o alucinaciones

Señales físicas que sugieren un posible uso de drogas o alcohol en adolescentes:

  • Ojos inyectados en sangre
  • Fatiga y letargo
  • Patrones de sueño alterados
  • Deterioro de la coordinación
  • Problemas de memoria
  • Problemas respiratorios
  • Descubrir o detectar el olor a drogas o alcohol en ellos
  • Causas del Consumo de Drogas y Alcohol en Niños y Adolescentes

Las razones detrás del uso de sustancias en su niño o adolescente probablemente sean multifacéticas y pueden incluir:

  • Experimentación
  • Aburrimiento
  • Presión de grupo
  • Estrés académico o relacionado con la escuela
  • Probar los límites
  • Hacer frente a emociones o sentimientos difíciles
  • Condiciones de salud mental concurrentes

La investigación indica una fuerte correlación entre el uso de sustancias y la presencia de otra condición de salud mental en niños y adolescentes. Los trastornos del comportamiento, como el trastorno de conducta (CD) o el trastorno negativista desafiante (ODD), son frecuentes entre los jóvenes que abusan de sustancias. Además, la depresión, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se asocian comúnmente.

Los estudios que involucran a gemelos han resaltado un vínculo genético sustancial con el consumo de drogas y alcohol, lo que sugiere que aproximadamente el 50 % de los niños o adolescentes que abusan de sustancias tienen un familiar cercano con problemas de adicción.

No es raro que los jóvenes comiencen con sustancias como el cannabis o el consumo ocasional de alcohol, lo que puede aumentar en términos de gravedad y frecuencia. Dado que la adicción es una enfermedad progresiva con consecuencias para la salud física y mental a largo plazo, la intervención temprana juega un papel crucial en la prevención de un mayor deterioro.

Apoyo para niños que cometen robos y mentiras

Si los comportamientos de robo y mentiras de su hijo se han vuelto frecuentes o van acompañados de otros signos preocupantes, puede ser beneficioso buscar la orientación de un experto en comportamiento infantil. Estamos aquí para brindar asistencia en tales situaciones.

Mentir en niños y adolescentes

Decir mentiras es una habilidad humana única y se considera un hito importante en el desarrollo emocional de un niño. En promedio, los adultos admiten mentir aproximadamente 13 veces por semana. El proceso de mentir involucra la comprensión del niño de su identidad separada de la de sus padres, lo que generalmente ocurre alrededor de los 2 o 3 años.

Si bien los niños pequeños pueden mentir debido a la dificultad para distinguir entre la fantasía y la verdad, la mayoría de los niños a la edad de 6 años entienden las implicaciones morales de mentir. La mentira persistente puede indicar varios factores subyacentes, como:

  • Expectativas poco realistas de los padres
  • Miedo a las consecuencias asociadas con decir la verdad
  • Incapacidad para explicar sus acciones de otra manera
  • Deseo de atención
  • Si bien algunas mentiras pueden ser insignificantes, si su hijo miente con frecuencia o si las mentiras le causan problemas a él oa otros, puede indicar un problema subyacente que podría beneficiarse de la intervención profesional.

Si la mentira va acompañada de alguno de los siguientes signos, puede ser recomendable buscar la ayuda de un experto:

  • Depresión o bajo estado de ánimo
  • Falta de empatía por los demás
  • Baja autoestima
  • Dañar intencionalmente a otros o animales
  • Hiperactividad
  • Provocar incendios o participar en conductas de riesgo
  • Robo de niños y adolescentes
  • Descubrir que su hijo o adolescente está robando puede ser muy preocupante, y es comprensible que los padres se sientan culpables o avergonzados por su papel como padres.
  • El robo en los niños puede deberse a varias causas, entre ellas:
  • Problemas emocionales
  • Presión de grupo
  • Baja autoestima
  • Dificultades con las amistades
  • Deseando popularidad
  • Buscando un sentido de autoestima
  • Descuido (adquirir artículos que les faltan)
  • Experiencias de intimidación

Si el robo va acompañado de alguno de los siguientes signos, puede ser beneficioso consultar a un experto:

  • Depresión o bajo estado de ánimo
  • Falta de remordimiento
  • Incidentes de robo frecuentes
  • Robar objetos caros
  • Baja autoestima
  • Dañar intencionalmente a otros o animales
  • Hiperactividad
  • Provocar incendios o participar en conductas de riesgo

Es esencial comprender las razones por las que su hijo roba o miente. Algunos de estos comportamientos son una parte normal del crecimiento y del aprendizaje de los errores. Mentir puede ser una forma de que los adolescentes pongan a prueba los límites, mientras que robar puede proporcionar una sensación temporal de poder o control.

Buscar ayuda profesional por robar y mentir

Iniciar una evaluación con un psiquiatra de niños y adolescentes suele ser un primer paso útil para los padres. Permite la identificación de cualquier problema subyacente que contribuya a los comportamientos de robo y mentira. Las investigaciones indican que los niños que se involucran en tales comportamientos pueden tener condiciones como trastorno de conducta, trastorno de oposición desafiante (ODD) o un trastorno de personalidad emergente, todo lo cual puede abordarse mediante terapia y, en algunos casos, medicamentos.

Trabajar con un psicólogo o psicoterapeuta puede ayudar a su hijo a manejar las emociones de manera más efectiva y desarrollar habilidades para toda la vida. En algunas situaciones, se pueden recomendar medicamentos para abordar problemas subyacentes.

Exclusión escolar y problemas de conducta

Los problemas de comportamiento son una causa importante de exclusiones y suspensiones escolares de niños y adolescentes. Experimentar estas consecuencias puede tener efectos de largo alcance en las familias. Crea altos niveles de estrés, lo que a menudo resulta en conflictos familiares y puede afectar el rendimiento académico del niño y la capacidad de los padres para llevar a cabo sus rutinas diarias, como el trabajo.

Las causas de las expulsiones y suspensiones escolares suelen estar relacionadas con dificultades emocionales o problemas de salud mental, como el trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) no diagnosticado, el trastorno del espectro autista (TEA), los trastornos de conducta, las necesidades educativas especiales, la ansiedad.

Buscar ayuda para los problemas de conducta relacionados con la escuela y el acoso escolar

Cuando un niño o adolescente muestra problemas de comportamiento en la escuela, puede ser un signo de problemas subyacentes, como TDAH, TEA, trastornos de conducta, necesidades educativas especiales, ansiedad o ODD no diagnosticados. Comprender las causas detrás de estos comportamientos es crucial, pero a veces los niños pueden tener dificultades para articular sus razones. En tales casos, se vuelve esencial buscar la ayuda de un experto que pueda evaluar las causas subyacentes.

Apoyo para exclusiones y suspensiones escolares

Si su hijo ha sido excluido de la escuela o está en riesgo de exclusión, es importante que los padres comprendan a fondo los problemas involucrados. Una evaluación psiquiátrica realizada por un psiquiatra de niños y adolescentes puede ayudar a identificar cualquier causa subyacente, como ODD o ADHD. Trabajando junto con usted y su hijo, el psiquiatra intentará obtener una comprensión clara de lo que ha llevado a esta situación. Dependiendo de la evaluación, se pueden recomendar medicamentos o terapias de conversación.

Las terapias psicológicas, incluida la terapia cognitivo-conductual (TCC), pueden ser muy eficaces para ayudar a los niños a superar sus miedos y desarrollar comportamientos más saludables. Nuestros psicólogos y psicoterapeutas experimentados se especializan en abordar problemas relacionados con la escuela y tienen una comprensión integral de sus complejidades. El apoyo de los padres también puede ser invaluable, ya que ofrece orientación sobre el manejo de situaciones difíciles de manera que apoye el progreso de su hijo. También proporciona un espacio seguro para que los padres hablen de sus experiencias y frustraciones con un experto en comportamiento infantil, ya que puede ser difícil hablar abiertamente de estos asuntos con familiares y amigos.

Acoso escolar entre adolescentes y niños

La intimidación puede adoptar diversas formas y es posible que no siempre sea evidente para los adultos en la vida de un niño. Para el niño acosado, las implicaciones pueden ser graves y provocar infelicidad, estrés, pérdida de concentración, baja autoestima e incluso problemas de salud física.

Reconocer las señales de que su hijo puede estar experimentando acoso puede ser crucial, ya que los niños a menudo dudan en revelar tales experiencias debido a sentimientos de humillación, autoculpabilidad o miedo a empeorar la situación. Algunos signos comunes incluyen dolores de estómago o de cabeza causados ​​por el estrés, trastornos del sueño o pesadillas, mal humor o irritabilidad, reaccionar de forma exagerada ante situaciones y desquitarse con los hermanos, pertenencias dañadas o perdidas, rendimiento académico decreciente, renuencia a asistir a la escuela o salir, cambios en amistades o rutinas, aislamiento social, lágrimas, bajo estado de ánimo y marcas físicas o lágrimas en la ropa.

Los impactos a largo plazo del acoso escolar

Ser intimidado puede tener un profundo impacto negativo en la vida de un niño. Los estudios han demostrado que las personas que han sido acosadas tienen más probabilidades de desarrollar trastornos de ansiedad, depresión e incluso pensamientos paranoicos a largo plazo. Estas condiciones pueden no manifestarse inmediatamente y pueden surgir años después.

Si su hijo es el acosador

Descubrir que su hijo está acosando a otros puede ser angustiante y es importante que los padres respondan de manera constructiva y comprensiva. La confrontación y el castigo pueden ser reacciones naturales, pero es crucial reconocer que el comportamiento de intimidación puede indicar problemas subyacentes que deben abordarse.

¿Por qué buscar ayuda para los problemas de comportamiento?

Buscar ayuda para un niño que acosa puede tener varios beneficios. Permite enseñar comportamientos alternativos, abordar cualquier problema de salud mental subyacente que su hijo pueda tener (como trastorno de conducta, TOD, TDAH o ansiedad), participar en evaluaciones con expertos que pueden comprender las causas del comportamiento de acoso sin juicio y considerar terapias de conversación como la TCC para ayudar a los niños a manejar sus emociones y comprender las consecuencias de sus acciones. Involucrar a un tercero en el tratamiento de su hijo también puede mejorar su relación con él, ya que ya no es la única persona que trata de abordar los problemas.

Buscar ayuda pronto

Tomar medidas tempranas para buscar ayuda es crucial para evitar que los comportamientos negativos aumenten o se arraiguen profundamente. Nuestros servicios están disponibles a nivel nacional, con la opción de citas en persona o en línea. La duración de la sesión suele oscilar entre 60 y 120 minutos, según el tipo de cita. Después de la evaluación, recibirá un informe completo que incluye un diagnóstico (si está claro) y recomendaciones de tratamiento.

Antes de la evaluación, es natural que usted y su hijo sientan cierta aprensión, pero nuestros médicos se seleccionan en función de su experiencia y capacidad para crear un entorno cómodo. Si su hijo se siente nervioso por hablar con un extraño, puede traer notas o dibujos que expresen sus emociones, ya que pueden ser útiles cuando verbalizar pensamientos y sentimientos se vuelve un desafío.

Para niños menores de 18 años, solicitamos que los padres asistan a la evaluación con su hijo. Esto le permite al consultor recopilar información sobre el historial y la salud actual de su hijo. Sin embargo, el consultor también puede requerir un tiempo a solas con su hijo para evaluar su comportamiento sin la influencia de los padres.

Después de la cita, le proporcionaremos un informe psiquiátrico completo. El tiempo requerido para producir el informe puede variar dependiendo de las respuestas al cuestionario. El informe incluirá un diagnóstico detallado, si corresponde, y los tratamientos recomendados.

Si se recomienda un medicamento, sugerimos discutirlo con su médico de cabecera local del NHS para preguntar si estaría dispuesto a recetarlo. En la mayoría de los casos, los médicos de cabecera recetarán medicamentos al recibir el informe del psiquiatra, pero puede haber limitaciones con respecto a medicamentos más costosos, como los que se usan para tratar el TDAH.

Después de la evaluación con el psiquiatra, se puede recomendar un tratamiento adicional con un psicólogo o psicoterapeuta. Podemos ayudarlo a organizar un tratamiento privado o, si lo desea, puede optar por un tratamiento a través del NHS.

En conclusión, buscar ayuda para los problemas de comportamiento relacionados con la escuela y el acoso escolar es crucial para el bienestar de los niños y adolescentes. Al abordar las causas subyacentes, brindar terapias adecuadas e involucrar a expertos, podemos apoyar su desarrollo emocional y conductual, asegurando que los comportamientos negativos se aborden desde el principio y no se arraiguen.

Tratamiento de problemas de conducta en niños y adolescentes

Existe una amplia gama de opciones de tratamiento eficaces disponibles para niños y jóvenes que luchan con problemas de comportamiento. Comprender las causas subyacentes y buscar las intervenciones adecuadas puede contribuir en gran medida a su bienestar y desarrollo. Estos son algunos enfoques clave a considerar:

Evaluación:

Un primer paso crucial es obtener una comprensión más profunda de los problemas que enfrenta su niño o adolescente. Las dificultades de comportamiento a menudo sirven como medio de comunicación, lo que indica desafíos en otras áreas de su vida, como la escuela o la autoestima. Es común que los niños que muestran ira o agresión tengan condiciones subyacentes como TDAH, depresión o ansiedad. Buscar una evaluación con un psiquiatra de niños y adolescentes puede identificar cualquier causa subyacente y guiar el mejor enfoque de tratamiento.

Medicación:

En algunos casos, los medicamentos pueden ser útiles para controlar los problemas de ira o agresión. Por ejemplo, la medicación estimulante ha demostrado su eficacia en el tratamiento del TDAH subyacente, mejorando la concentración y reduciendo la hiperactividad. Se pueden considerar los antipsicóticos atípicos, como la risperidona, para reducir la agresión severa en personas con autismo. La medicación debe evaluarse cuidadosamente, teniendo en cuenta los posibles efectos secundarios y, a menudo, usarse en combinación con otras intervenciones, como la terapia.

Terapia de conversación:

Participar en terapia con un terapeuta o psicólogo calificado puede proporcionar beneficios significativos para su niño o adolescente. La terapia les ofrece un espacio seguro para abordar problemas emocionales y de comportamiento. La terapia conductual cognitiva (TCC) ha demostrado ser eficaz para ayudar a las personas a regular el enojo excesivo, aprender estrategias para resolver problemas sociales y desarrollar habilidades sociales alternativas más allá del enojo. Las terapias de conversación generalmente se consideran una opción segura y preferida, que ofrece habilidades duraderas que pueden beneficiarlos durante toda la vida.

Terapia familiar y capacitación en habilidades de crianza:

Los problemas de comportamiento pueden causar mucho estrés y tensión en toda la familia. La terapia familiar y el apoyo a los padres pueden desempeñar un papel crucial para abordar y reducir las conductas disruptivas. Estas intervenciones se enfocan en cómo los padres responden inmediatamente después del comportamiento agresivo de su hijo, brindando orientación sobre la comunicación efectiva, estableciendo consecuencias consistentes y apoyando las habilidades aprendidas en la terapia. La terapia de pareja también puede ser beneficiosa, fomentando un frente unido dentro de la familia y aliviando la presión adicional.